Con el tiempo vamos intentando decir más de nosotras mismas y menos de lo esperado por otras personas, vamos creando nueva vida para nosotras y para lo que nos rodea, pero ya no desde la mirada exterior que nos posee sino desde nuestra propia mirada. A medida que vamos madurando intentamos ser las artífices de nuestra propia vida y elegir así la vasija que queremos ser y lo que queremos realmente contener.
Sin embargo, no podemos ser ilusas, seguimos conectadas con
todas esas palabras que escuchamos desde chicas, siguen pasando por nuestro
cuerpo, siguen estando ahí. Necesitamos años de continua conversión para
tenernos en nuestras propias manos y crearnos con nuestras propias palabras y
para esto precisamos también de otras mujeres que hayan vivido o estén viviendo
los mismos procesos. No podemos solas. Así como muchas mujeres querrán volver a
amasar tu greda para hacer con ella la vasija ‘correcta’, habrá también muchas
otras que te acompañarán en el camino que quieras recorrer para elegir
libremente quien quieres ser.
Que cada 8M vuelvas a elegir tu libertad y autenticidad y te
comprometas a acompañar sororalmente a cada mujer que quiera modelar su barro.
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