El miedo y la muerte nos acechan, pero
¿hay algo peor que la muerte? Sí: ¡estar muertas en vida! ¡Vivir sin amor! Y este
virus que nos rodea, nos obliga a escondernos, a guardarnos y a separarnos y
distanciarnos de los afectos.
¿Qué decir
frente a esta posibilidad que se instala ante nuestras puertas? Jesús es la
Resurrección y la Vida. Jesús no es solo ese que puede darnos vida eterna
después de nuestro paso por esta tierra, Jesús es quien puede colmarnos de vida
nueva hoy, en el lugar donde estés, te encuentres sola o acompañada, Jesús te
invita hoy a abrazar la radicalidad de su vida plena.
Y
hoy especialmente te invito a que abraces esa vida siguiendo los pasos de
Marta. Esta diaconisa silenciada en el evangelio de Lucas (Lc 10, 38-42), es
aquí, en el evangelio de Juan, la mujer amada por Jesús (Jn 11, 5) y quien toma
la iniciativa tanto como para llamarlo cuando se enferma su hermano, como para demostrar
su fe después de la muerte de Lázaro diciéndole a Jesús: «Señor, si hubieras
estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que
pidas a Dios, Dios te lo concederá» (vs 21-22). Fíjate hasta donde llega su fe
que Lázaro ya llevaba cuatro días muerto, cuatro días con la tumba cerrada,
ella misma es quien le dice a Jesús que ya huele mal porque el cuerpo ha
comenzado a descomponerse y ahí es donde Jesús le llama la atención: Pues, “¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?”
(v.40). Marta acababa de decirle a Jesús: “Yo sé que -mi hermano-
resucitará en la resurrección, en el último día.” (v.24) Y cuando Jesús le
dice: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en
mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá jamás.
¿Crees esto?” (vs.25-26), Marta le responde “Sí, Señor” y en este momento
pensamos que Marta ya lo entendió todo, pero inmediatamente agrega: “yo creo
que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que ha venido al mundo.” Marta continúa
creyendo en el mesianismo glorioso y davídico en el que también creían muchos
seguidores de Jesús. Él, sin embargo, quiere revelarle que es mucho más que eso,
que es resurrección y vida.
Frente
a la pregunta de Jesús: “¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de
Dios?” (v.40) si volvemos atrás en la lectura, veremos que Jesús nunca hace
esta pregunta a Marta, lo que pregunta es: ¿crees que quien cree en mí, aunque
esté muerto, vivirá, y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá jamás?
(vs.25-26). Es bueno preguntar aquí, ¿por qué Jesús dice: “¿no te he dicho…?”
Cuando en verdad, no lo ha dicho y sí dijo otra cosa. ¿Qué relación hay entre
estas dos frases? ¿Qué es la gloria de Dios? ¿En qué consiste? Pues la Gloria
de Dios consiste en que las personas vivan. Dios es resurrección y vida y como
Padre/Madre quiere lo mismo para sus hijas e hijos, que vivamos plenamente, que
nos gocemos en la resurrección, que la muerte en nuestra carne no tenga lugar,
que la esperanza y la certeza de la resurrección nos mantenga vivas y
vivificadas. Dios no sólo nos regaló su vida creándonos, él nos volvió a
entregar su vida en la muerte y resurrección de Jesús y nos la renueva cotidianamente
por la acción de su Divina Ruah que no cesa de recrearnos en su danza amorosa y
eterna.
En
estos tiempos, podemos reprochar a Dios por lo que nos pasa, como lo hizo
María: “si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”, pero también
podemos como Lázaro salir de la tumba envueltos con los recuerdos de la muerte,
dejando que éstos detengan nuestro paso, nuestra mirada, nuestro accionar… O
podemos dar un paso más, como lo hizo Marta, confirmando nuestra fe en Jesús y esperando
el milagro del Mesías glorioso. Todos estos personajes nos muestran actitudes
muy humanas, pero ninguno nos muestra la actitud que nos hará feliz. Nuestra
felicidad se dará cuando podamos vivir continuamente la experiencia de la
resurrección en nuestras vidas, cuando dejemos que la Vida de Dios, Uno y Trino
se nos encarne y vayamos viviendo resucitadas aún cercadas de muerte. Amén.
Reflexión al texto del evangelio de Juan del capítulo 11,3-7.17.20-27.33b-45
(Si querés escucharla, hacé click en la palabra reflexión)
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